Este gato llegó un día a mi hogar pidiendo comida. Le di un trozo de carnes frías y nunca volvió a irse Fue amigable desde el comienzo, aunque su humor cambiaba bastante rápido y si te descuidabas sacaba las uñas. Aunque han pasado los años, no ha dejado de ser una tsundere total.
Era muy flaca, y algo fea. Ni siquiera tenía las areas oscuras en su pelaje que puedes admirar en su ilustración. Se parece tan poco al gato que vive conmigo ahora que a veces me dicen que lo han cambiado sin que me de cuenta.
Cree que es la dueña de la casa, y solo yo existo sobre ella en la jerarquía del hogar. Por lo tanto, siempre debo estar presente si ha de portarse bien. Se cree ninja a la hora de querar robar comida de tu plato. Bebe agua del lavatrastes y después camina sobre tí con las patas mojadas. Muerde las bolsas del mandado si te distraes un momento, en especial las tortillas. Es bastante crítica de mis habilidades musicales. Le gusta mear y cagar conmigo, pero siempre sale primero que yo y me abandona en su peste. Me despierta cada mañana.
Nunca recuerdo su edad, siempre tengo que buscar archivos para contar los años, pero al parecer ya es algo vieja... Le cuesta treparse a los muebles, y requiere medicamento en cada comida para que no le duelan las articulaciones. A pesar de esto, Claudia manda sobre los otros inquilinos de este hogar.